EL SUELO.
El suelo es un sistema muy complejo que sirve como soporte de las plantas, además de servir de despensa de agua y de otros elementos necesarios para el desarrollo de los vegetales. El suelo es conocido como un ente vivo en el que habitan gran cantidad de seres vivos como pequeños animales, insectos, microorganismos (hongos y bacterias) que influyen en la vida y desarrollo de las plantas de una forma u otra.El suelo es un sistema abierto, dinámico, constituido por tres fases. La fase sólida está formada por los componentes inorgánicos y los orgánicos, que dejan un espacio de huecos (poros, cámaras, galerías, grietas, grietas y otros) en el que se hallan las fases líquida y gaseosa (principalmente oxígeno y dióxido de carbono). El volumen de huecos está ocupado principalmente por agua que puede llevar iones y sustancias en solución o suspensión, por aire y por las raíces y organismos que viven en el suelo. Todos estos elementos le dan sus propiedades físicas y químicas.Se puede hablar sobre la evolución del suelo, es decir, cambio de sus características basándose en el clima, presencia de animales y plantas y la acción del hombre. Por lo tanto un suelo natural, en el que la evolución es lenta es muy diferente de uno cultivado. Por tanto, la gestión adecuada de un suelo es necesaria para poder preservar su fertilidad, obtener mejores resultados y respetar el medio ambiente. Por otro lado, analizar un suelo es necesario si queremos gestionarlo adecuadamente.
Se podrían recoger muestras de suelo durante el sendero para, después analizarlas en el laboratorio del Centro.
Si la acidez del suelo es mucha -un pH inferior a 5,6-, el fósforo se combina con compuestos de aluminio y hierro, formando otros que no son asimilables por las plantas.
En cambio la otra situación extrema, de una reacción alcalina con un pH 8,0 o más, implica que la absorción disminuye igualmente, debido a que se forman compuestos de fosfatos tricálcicos que difícilmente pueden asimilar las plantas. El nivel de mejor asimilación está en el pH neutro; es decir, alrededor de 7,0 (entre 6,5 y 7,5).
En cambio la otra situación extrema, de una reacción alcalina con un pH 8,0 o más, implica que la absorción disminuye igualmente, debido a que se forman compuestos de fosfatos tricálcicos que difícilmente pueden asimilar las plantas. El nivel de mejor asimilación está en el pH neutro; es decir, alrededor de 7,0 (entre 6,5 y 7,5).
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