Ahí va un ejemplo.
Alguien se acerca al Señor Roble
Los hombres me habéis llamado de forma diferente. Los celtas OAK, DUIR ; los botánicos, QUERCUS ROBUR…pero a mí me gusta roble, melojo, carbayo…,como prefiráis en cada zona. Dicen que soy un árbol de porte corpulento, puedo superar los 40m de altura y los 19 de copa. Algunos de mis hermanos que viven aislados, desarrollan un tronco corto y grueso.Mi corteza es grisácea y era bastante lisa en mi juventud… ahora es rugosa y agrietada con la edad. Pero somos seres longevos, crecemos hasta los 200 años y es fácil que alcancemos los 600.Ahora recuerdo que en España el más anciano de mis hermanos, el de Guernica, murió con más de mil años, en el siglo XIX.Tengo las hojas con un haz verde oscuro y el envés más azulado. Las pierdo en otoño.A finales de primavera, me cuajo de racimos de flores, unas femeninas y otras masculinas, separadas entre sí.
También doy fruto, la bellota, es similar al de mi prima la encina, pero con el rabillo que la une a la rama más largo. Es comestible. Un antepasado mío, le reveló a un druida los poderes curativos. Si no me falla la memoria… consistía en una cocción de corteza, leche y bellotas que utilizaban como antídoto de hierbas venenosas. También es un excelente astringente. Las mamás celtas curaban la diarrea de sus bebés haciendo una especie de papilla con las bellotas. Se utiliza para aliviar la faringitis o cualquier proceso inflamatorio… y para los que os gusta el café, pero os sienta mal la cafeína, con la bellota tostada se obtiene un sucedáneo del café (descafeinado).¡Ah!, seguro que os habéis fijado en esos abultamientos que aparecen en mi tronco, se llaman “agallas”.Espero que Narima no me saque los colores, ¡qué chica esta!… la conocí el Otoño pasado y hasta que no le atiné con una bellota en la cabeza, no dejó de achucharme y hacerme preguntas. Puede que tenga razón… los árboles encerramos la magia de la vida y sólo aquellos que la respetan, pueden entenderla. Tal vez exagera un poco, pero me ha hecho ilusión que me haya dejado un poema en mi tronco hueco. Me despido con él y dejo que Narima os cuente algunas cosas más sobre mí, que seguro que conocéis, pero se ha empeñado en que las tengáis presentes cuando me hacéis fotos en vuestras visitas al campo. Ella dice que somos monumentos, como catedrales de la generosidad, yo me sonrojo, sólo soy un árbol viejo…
Viejo corazón del bosque…
Sabiduría fecunda de los elementos,
presagio de lluvias,
hacedor del fuego,
envés del sol
plácida sombra.
Fértiles campos amasan tus raíces,
en tu cintura robusta buscó el hombre
memorias resquebrajadas,
surcando tus grises grietas.
De candelabros revestida la copa,
saluda el viento las hojas
cuajadas de campanitas colgantes,
mientras acarician tus ramas la puerta
de lo venerable.
Viejo corazón del bosque…
No hay comentarios:
Publicar un comentario